Material de Apoyo

En ésta página, podrán encontrar orientaciones de nuestra Psicóloga acerca de diversas temáticas que involucran el desarrollo integral y el bienestar de nuestros estudiantes.



TRASTORNO DE ASPERGER

Ps. Valeska Paola Miranda Labra
¿Qué es el Trastorno de Asperger?
El trastorno de Asperger representa una subclase de los trastornos generalizados del desarrollo y se caracteriza por una alteración social cualitativa, la ausencia de retrasos significativos del lenguaje y de la cognición y la presencia de una habilidad muy desarrollada o talento especial.

El trastorno de Asperger se diferencia del trastorno autista porque a diferencia de éste, existe una preservación de las habilidades de lenguaje y cognitivas y una mayor inteligencia. A pesar de ello, estas personas suelen malentender los mensajes no verbales, como también los mensajes implícitos o de doble sentido, presentan marcadas dificultades con las relaciones interpersonales, se centran repetitivamente en temas de conversación que les interesan sólo a ellos, pueden ser relativamente inexpresivos afectivamente y tienden a tener pocos amigos. Todo esto depende de la gravedad del trastorno. Sin embargo, las personas con trastorno de Asperger son  bastante sociables y habladoras y pueden establecer lazos afectivos con los miembros de su familia. El curso tiende a ser estable a lo largo del tiempo, con frecuencia se presentan mejorías graduales. Asociado a este trastorno, pueden presentarse dificultades en la coordinación motora, muy inferior a la esperada.

 ¿Cuál es el Pronóstico de los niños que poseen Asperger?

Dada la relativa conservación de las funciones del lenguaje y su inteligencia, se puede esperar que los individuos con Trastorno de Asperger tengan una mejor evolución que otras personas con trastorno autista y puedan ser miembros productivos de la sociedad. A pesar de las relativas deficiencias en el funcionamiento social, las personas con trastorno de Asperger pueden llegar a desenvolverse y ser efectivas en las actividades que eligen; la naturaleza altamente centrada de sus intereses puede ayudarles en esas tareas.

 
¿Qué es la torpeza motriz?

Es una lentitud o dificultad en el movimiento de las articulaciones que implica una disrupción en la integración de los grupos de músculos agonistas y antagonistas. Aunque la torpeza se define en términos de efectos a nivel básico de los movimientos de las articulaciones, también puede reducir la capacidad para realizar tareas motoras más complejas como montar en bicicleta, dibujar o escribir.
Resulta necesario un manejo contundente para paliar los efectos de una baja autoestima que suelen sufrir los niños que poseen este trastorno.

 
RECOMENDACIONES
  • Crear un ambiente organizado y estructurado, considerando preferencias del niño.
  • Brindar el doble de tiempo para que realice una tarea determinada. No apurarlo debido a que puede provocar que el niño se cierre y no persista en la actividad.
  • Mantener consistencia en los horarios, evitando cambios imprevistos. Si se va a incorporar un cambio, se debe conversar con el niño y anticipar el cambio. En niños pequeños es útil utilizar láminas o imágenes que muestren la actividad que se va a realizar.
  • Narrar al niño lo que estamos haciendo.
  •  Anticipar planes alternativos en caso de que sea necesario un cambio de planes (por ejemplo, “En caso de que llueva no podremos ir al cerro, pero en ese caso iremos a ver una película al cine”.)
  • Brindar seguridad durante todo el proceso que dure la actividad que se está realizando.
  • Elogiar permanentemente su esfuerzo y sus logros.

 ¿CÓMO INTERVENIR EN MOMENTOS DE CRISIS?
  
La intervención que se debe realizar dependerá de la etapa que esté viviendo el niño.

ETAPA DE LA CRISIS
INTERVENCIÓN
1. Escalamiento: en ésta etapa el niño presenta cambios específicos de comportamiento que transmiten la sensación de incomodidad.

Sacarlo de la sala, controlar su proximidad hacia sus pare, siguiendo siempre la rutina diaria.
2. Rabia: impulsividad y explosividad. Se debe tener presente que estas conductas no son intencionales.

Solicitar ayuda de ser necesario, para sacarlo del lugar.
3. Recuperación: se ponen tristes, retraídos, y generalmente no recuerdan la etapa de descontrol. En algunos niños se produce agotamiento y ganas de dormir.
Ayudarlo a reincorporarse a la rutina, a través de actividades que lo motiven y que sean fáciles de lograr. Al mismo tiempo se debe identificar que factor fue el que alteró al niño, para evitarlo en el futuro. 





TÉCNICAS DE MANEJO CONDUCTUAL


“RETIRADA DE LA ATENCIÓN”

Es una de las técnicas más eficaces para el control de la conducta infantil, en especial, para aquellas conductas que se manifiestan con rabietas, pataletas, llantos, pero sin manifestaciones agresivas. Se trata de que, ante las manifestaciones de gritos, rabietas u otros, dejemos automáticamente de prestar atención al niño. Este modo de actuar se justifica bajo la hipótesis de que el niño efectúa tales manifestaciones para reivindicar ciertas demandas o llamar la atención del adulto. El niño puede estar acostumbrado a conseguir lo que desea mediante este comportamiento (refuerzo positivo). Así, puede haber aprendido que si efectúa cualquier petición acompañada de llantos o pataletas, la atención de los padres es mucho mayor y es atendido antes en sus peticiones. Esto llega a convertirse en un hábito, en un círculo vicioso que crea malestar en la familia.

OBJETIVO: Enseñar al niño que efectuando las peticiones de forma inadecuada (rabietas, lloros, etc.) no va a conseguir nada.

MÉTODO: Si retiramos la atención que prestamos al niño (refuerzo positivo) inmediatamente después de la aparición de las respuestas inadecuadas, éstas tenderán a desaparecer.

APLICACIÓN: ¿Cómo hay que hacerlo? Cuando aparezcan las conductas inapropiadas actuar de la siguiente manera:
  1. Retirar la atención inmediatamente: Evite el contacto ocular o la emisión de cualquier recriminación, palabra o gesto. Haga como si la conducta no estuviera ocurriendo (salvo en las conductas mencionadas anteriormente que pudieran suponer peligro para el niño u otros). Si sucede en casa puede volverse de espaldas o salir de la habitación o estancia donde se encuentre. En situaciones fuera de la casa, dependiendo del lugar, deberemos adaptarnos a las circunstancias. La regla general es mantenernos a cierta distancia sin prestar atención, pero esto dependerá si estamos en un lugar abierto con peligro potencial para el niño (circulación de coches, paso de muchas personas, etc.) o si nos encontramos en un lugar cerrado (tienda, supermercado, etc.). Si la rabieta tiene lugar en un sitio público donde no puede separarse físicamente de su hijo, permanezca a su lado pero siga retirándole la atención como se ha mencionado antes (retirada contacto ocular, sin gesticular, sin hablar). En niños pequeños, si hay peligro de que se escape y está en vías públicas puede ser necesario retenerlo físicamente. En estos casos, si opta por retenerlo, concéntrese sólo en ejercer la fuerza necesaria para evitar su huida pero mantenga (aunque entiendo que es una situación comprometida) toda la tranquilidad posible, es importante que el niño no vea al adulto alterado emocionalmente, debemos transmitirle una sensación de que tenemos el control de la situación y que con su actitud no va a conseguir nada.
  2. Siga sin dirigirle palabra y espere a que la situación se calme. Diríjale toda la atención cuando el niño se tranquilice. Una vez calmado puede entonces intentar explicarle (si el niño tiene suficiente capacidad de comprensión verbal), y sin recriminaciones, lo que ha sucedido en tono calmado. La idea no es transmitirle: "Te has portado mal, te desprecio y paso de ti", sino: "Puedes conseguir algunas cosas si lo pides de otra forma".
  3. Está totalmente contraindicado verbalizar cualquier manifestación de reproche, sermonearlo o advertirle de que no le vamos hacer caso por mucho que insista. De esta forma lo estamos retando a una discusión dialéctica y puede empeorar las cosas. Simplemente: No le diga nada. Sí puede decirle con una frase escueta y con voz lo más calmada posible que se siente triste y decepcionada.
  4. Una vez que la conducta empiece a bajar de tono puede progresivamente prestarle atención de nuevo. 
  5. Se trata de una técnica que produce efectos de mejoría de forma progresiva. Nos llevará cierto tiempo (dependiendo de las variables propias del niño y su entorno) el conseguir resultados claros.



“TIEMPO FUERA”

Frente a episodios de llanto, rabietas o travesuras más subidas de tono (por ejemplo, cuando se produce el descontrol), puede utilizarse la técnica de "tiempo fuera", en el que el niño se le retira físicamente del espacio actual para trasladarlo a su habitación u otro lugar, por un breve espacio de tiempo. También pueden ser los padres los que se retiran del lugar donde esté el niño (cuando es posible, por ejemplo, en el comedor de la casa).


APLICACIÓN:
El sitio al que lo retiremos temporalmente debe ser un sitio en el que no tenga al alcance juegos u otras compañías para entretenerse. No se trata de buscarle un sitio hostil sino un sitio que sea aburrido con escasas posibilidades de que pueda hacer algo para pasar el tiempo. Debemos trasladarlo inmediatamente después de aparecer la conducta o en el momento que ha llegado a un punto insostenible.
No discuta con él, no entre en recriminaciones ni calificativos despectivos como: "Eres muy malo y te voy a castigar" o "Me tienes harta, no tienes remedio." Sí puede explicarle, con un tono calmado pero seguro, el motivo de su retirada. Haga caso omiso de sus protestas o promesas. Recuerde que debe mostrarse enfadada pero no fuera de control. La idea es dejarle claro que ha hecho algo mal y que estamos disgustados con él. Al respecto y de forma muy breve puede también decirle (ajustando el mensaje a la edad del niño) algo así como: "me has decepcionado tanto que, en estos momentos no quiero hablar contigo".



          IMPORTANTE:


  • No permita que salga antes de tiempo del lugar de aislamiento. Si lo hace adviértale de consecuencias más negativas como que deberá estar más rato en esta situación.
  • El tiempo de aislamiento normalmente se calcula en base a la edad del niño, con un tiempo máximo de 20 minutos. No se aconsejan tiempos más largos ya que pueden producir la conducta contraria a la que queremos eliminar.
  • Al ir a buscarlo hay que advertirle que si quiere salir deberá estar al menos 15 segundos sin efectuarlas. Manténgase firme en la decisión.
  • En el caso de que haya provocado desperfectos en el interior de la habitación (ha desordenado o roto alguna cosa) deberá reponerlo o corregirlo con alguna acción antes de salir.
  • Debemos tener cuidado que esta retirada física no constituya un beneficio indirecto al niño. Por ejemplo, si el niño consigue con estas técnicas dejar de estudiar o evitarse comer algo que no le gusta, lo que haríamos es reforzar una conducta inadecuada.
  • Como en todas las técnicas basadas en la retirada de atención, recuerde que deben introducirse momentos de atención hacia el niño cuando aparezcan conductas deseadas, utilizando el refuerzo verbal y físico (halagos, abrazos, manifestación de alegría, entrega de algún premio, etc.).
PARA FINALIZAR:

Las normas, valores y referentes deben construirse en Familia y desde temprana edad. Muchos padres tienen la esperanza de que el tiempo por sí sólo mejorará la conducta de sus hijos. Sin embargo, si no se realiza una intervención a tiempo durante la infancia, se consolidarán y agravarán los problemas conductuales en la adolescencia, afectando significativamente el bienestar familiar, escolar y social de sus hijos.

   



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